
En la isla Roberto Luis Cervantes, ubicada en la ciudad de Esmeraldas, Ecuador, vive Kimberly Solís, una joven madre de 23 años que combina el cuidado de sus cuatro hijos con las tareas del hogar y su deseo de terminar el bachilletato para luego estudiar enfermería.
Su rutina, como la de muchas mujeres de la comunidad, se desarrolla en un entorno con acceso limitado a servicios básicos, empleo informal y una constante exposición a riesgos climáticos.
La única vía que conecta a la isla con el centro de Esmeraldas es un puente peatonal. Durante años, este cruce fue inseguro: los pasamanos estaban deteriorados y los tablones mostraban desgaste por el tiempo, lo que lo convertía en un riesgo diario, especialmente para las y los niños, mujeres embarazadas, personas con discapacidad y adultos mayores.
En agosto de 2024, este puente fue reforzado gracias a la iniciativa AdaptaClima, ejecutada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Ecuador.
“Antes era muy arriesgado cruzarlo, sobre todo con niños o en una emergencia. Hoy, nos da tranquilidad”, cuenta Kimberly. Recuerda particularmente una madrugada en la que tuvo que llevar a su hijo enfermo al hospital. “Pude salir rápido. Con el puente viejo, eso no habría sido posible”, señala.

Lo que antes representaba un riesgo constante, hoy es una estructura segura que mejora la movilidad diaria de más de 3.400 personas que habitan las islas Roberto Luis Cervantes y Luis Vargas Torres y contribuye a la reducción de vulnerabilidades frente a las lluvias intensas y crecidas del río.
Kimberly ya vivió en carne propia los efectos de una inundación. Cuando recién se había casado, construyó junto a su esposo una pequeña casa de plástico. “Queríamos un espacio propio, aunque fuera pequeño y modesto. Mi esposo y yo levantamos nuestra casita con lo poco que teníamos, pero en un invierno todo cambió. Una inundación arrasó con nuestra casa. El agua se metió por todos lados, no pudimos salvar nada. Fue un momento muy duro”.
Cada año, durante la temporada invernal, cientos de familias de Esmeraldas enfrentan situaciones similares, agravadas por la falta de planificación urbana y acceso a viviendas en zonas seguras.
Frente a esta realidad, AdaptaClima trabaja para reducir la vulnerabilidad de ciudades costeras ante los impactos del cambio climático. Su enfoque incluye el fortalecimiento de la capacidad de respuesta ante eventos como inundaciones y deslizamientos, así como la promoción de una cultura de adaptación.
El reforzamiento del puente es una acción clave dentro de esta estrategia. No solo permite una movilidad diaria más segura, sino que, sobre todo, cumple con su función como vía de evacuación en casos de emergencia. La obra complementa el Sistema de Alerta Temprana (SAT) implementado previamente, que transmite información oportuna para activar mecanismos de respuesta rápida y reducir pérdidas humanas y materiales.
Ambas intervenciones están alineadas con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11, que busca lograr que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, mediante infraestructura que considere las variables climáticas y priorice a las poblaciones más expuestas.


La comunidad ya percibe el impacto positivo de esta mejora. “Les digo a mis vecinos y a mis hijos que debemos valorar lo que tenemos. Este puente es nuestra conexión con el mundo y nuestra puerta de salida en emergencias. Si no lo cuidamos, nos estamos perjudicando a nosotros mismos”, reflexiona Kimberly. La apropiación comunitaria es fundamental para garantizar la sostenibilidad de la infraestructura.
La intervención en la isla Roberto Luis Cervantes muestra cómo una obra bien diseñada puede mejorar las condiciones de vida de las personas y es parte del compromiso del PNUD de no dejar a nadie atrás.
Sobre el proyecto AdaptaClima
El Proyecto Regional Chile–Ecuador: “Reducción de la vulnerabilidad climática y el riesgo de inundación en áreas urbanas y semiurbanas costeras en ciudades de América Latina y el Caribe, AdaptaClima” es una iniciativa del Ministerio del Medio Ambiente de Chile (MMA) y del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador (MAATE), implementada por CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, y financiada por el Fondo de Adaptación. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) actúa como entidad ejecutora.
AdaptaClima busca reducir la vulnerabilidad de las ciudades costeras frente a los impactos negativos del cambio climático. Sus prioridades incluyen fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres como inundaciones, deslizamientos de tierra y flujos de lodos, promoviendo una cultura de adaptación en la región.
Las acciones de AdaptaClima se concentran en las ciudades costeras de Antofagasta y Taltal, en Chile, y Esmeraldas, en Ecuador, con el objetivo de generar aprendizajes y buenas prácticas replicables en otros territorios de América Latina y el Caribe.