
En la isla Roberto Luis Cervantes, en la ciudad de Esmeraldas, Ecuador, vive Kimberly Solís, una joven madre de 23 años que su día a día transcurre entre el cuidado de sus cuatro hijos, las responsabilidades del hogar, y su sueño de convertirse en enfermera. Pero detrás de esta rutina llena de desafíos, hay una historia de lucha, resiliencia y gratitud hacia una obra que ha transformado su vida y la de su comunidad: el reforzamiento del puente peatonal que conecta la isla con la parte continental de la ciudad.
“El puente nos da total seguridad, es nuestra salvación”, dice Kimberly con emoción. Antes de que esta infraestructura fuera mejorada en el marco de la iniciativa AdaptaClima, ejecutada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Ecuador (PNUD), cruzar el puente era un riesgo constante. Los pasamanos frágiles y los tablones desgastados lo convertían en una ruta peligrosa, especialmente para las y los niños, mujeres embarazadas, personas con discapacidad y adultos mayores.
Kimberly recuerda una madrugada en la que, con su hijo enfermo en brazos, tuvo que cruzar el puente para llegar al hospital. “Si no hubiera estado el nuevo puente, no sé qué habría hecho. Fue gracias a él que logré llevarlo al hospital. Antes, habría sido imposible salir tan rápido”, asegura.
Hace unos años, Kimberly y su familia vivían en una casa de plástico que ella y su esposo habían construido con esfuerzo y creatividad. “Queríamos un espacio propio, aunque fuera pequeño y modesto. Mi esposo y yo levantamos nuestra casita con lo poco que teníamos, pero en un invierno todo cambió. Una inundación arrasó con nuestra casa. El agua se metió por todos lados, no pudimos salvar nada. Fue un momento muy duro”, recuerda con tristeza.
Hoy vive en una casa más segura, pero enfrenta nuevos desafíos. Para mantener su hogar y apoyar a su esposo, quien tuvo que mudarse a Ibarra en busca de trabajo, Kimberly vende ensaladas de frutas, gelatinas y tortas de choclo en la playa de Tonsupa.


Sin embargo, el riesgo de nuevas inundaciones siempre está presente. Su comunidad está en una zona altamente vulnerable, pero el puente reforzado es una herramienta clave para una movilidad segura. Más allá de ser la única ruta de conectividad y evacuación, el puente es un símbolo de libertad y esperanza. “Mis hijos ya no tienen miedo de cruzar. Ahora, cruzan felices. Antes, evitaba ir a la ciudad de paseo por miedo a que se cayeran”, dice Kimberly.
Más allá de mejorar la vida cotidiana, la obra ha fortalecido la conciencia colectiva sobre su cuidado. “Les digo a mis vecinos y a mis hijos que debemos valorar lo que tenemos. Este puente es nuestra conexión con el mundo y nuestra puerta de salida en emergencias. Si no lo cuidamos, nos estamos perjudicando a nosotros mismos”, reflexiona.
Kimberly sueña con graduarse del colegio y estudiar enfermería para servir a su comunidad. Su fortaleza y determinación son un ejemplo de resiliencia, una cualidad que define a las familias de la isla Roberto Luis Cervantes. “El puente nos recuerda que, aunque enfrentemos muchas dificultades, siempre hay formas de salir adelante. Yo le digo a mis hijos que sigan sus sueños, porque todo lo que hago es para que tengan un futuro mejor”, concluye con determinación.

El reforzamiento del puente peatonal, concluido en agosto de 2024, beneficia a aproximadamente 3.430 habitantes de las islas Roberto Luis Cervantes y Luis Vargas Torres. Forma parte del Sistema de Alerta Temprana (SAT) implementado a través de la iniciativa AdaptaClima, permitiendo una evacuación rápida en caso de inundaciones por lluvias extremas o crecidas del río Esmeraldas. Este esfuerzo no solo garantiza la seguridad de la población, sino que también refuerza la capacidad de adaptación de la comunidad ante los riesgos del cambio climático.
La historia de Kimberly es una prueba del impacto que una infraestructura segura y bien planificada puede tener en la vida de las personas, brindándoles herramientas para enfrentar los desafíos de hoy y construir un mañana lleno de esperanza.
Sobre el proyecto AdaptaClima
El Proyecto Regional Chile–Ecuador: “Reducción de la vulnerabilidad climática y el riesgo de inundación en áreas urbanas y semiurbanas costeras en ciudades de América Latina y el Caribe, AdaptaClima” es una iniciativa del Ministerio del Medio Ambiente de Chile (MMA) y del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador (MAATE), implementada por CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, y financiada por el Fondo de Adaptación. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) actúa como entidad ejecutora.
AdaptaClima busca reducir la vulnerabilidad de las ciudades costeras frente a los impactos negativos del cambio climático. Sus prioridades incluyen fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres como inundaciones, deslizamientos de tierra y flujos de lodos, promoviendo una cultura de adaptación en la región.
Las acciones de AdaptaClima se concentran en las ciudades costeras de Antofagasta y Taltal, en Chile, y Esmeraldas, en Ecuador, con el objetivo de generar aprendizajes y buenas prácticas replicables en otros territorios de América Latina y el Caribe.